Tuesday, April 21, 2009

A propósito del Día del Idioma…

Mientras lingüistas y catedráticos discuten en el aula la evolución y el uso del idioma español en los Estados Unidos y la legitimidad del ‘spanglish’ como parte de nuestra lengua, en la calle la mayoría de hispanos maltrata y deforma el lenguaje de manera indiscriminada.
Hoy se celebra en el mundo de habla hispana el Día del Idioma Castellano. Miguel de Cervantes Saavedra, autor de “El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha” murió un día como hoy, en el año de 1616. En homenaje al autor y a su obra, millones de personas celebran con lecturas, foros y ferias la riqueza de nuestra lengua.
Sin embargo, resulta paradójico reconocer que aunque el español es el segundo idioma más hablado en los Estados Unidos, esta celebración pasa desapercibida. Inclusive, más que la celebración, el interés por hablar correctamente nuestro idioma parece ser algo que a muy pocos les interesa.
El uso frecuente de palabras y expresiones en inglés entre hispanohablantes y la inexactitud en el uso de nuestra lengua han reducido al español casi a su mínima expresión.
Basta con escuchar a los empleados bilingües de supermercados, estaciones de gasolina y restaurantes de comidas rápidas: el saludo es en español, pero las transacciones son en inglés; los platos del menú no tienen traducción, e inclusive preguntan si el cliente quiere dinero para atrás.
Es comprensible escuchar el deterioro del lenguaje entre personas cuyas familias han vivido en este país por generaciones, pues históricamente el inglés pasa a ser el idioma dominante. Pero resulta curioso observar la rapidez con la que algunos inmigrantes adoptan estas expresiones. Los semáforos se comienzan a llamar luces, las camionetas pasan a ser ‘trocas’ y las alfombras se convierten en carpetas.
En un artículo publicado en el New York Times, un miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua asegura que el ‘spanglish’ no existe, sino que algunos simplemente hablan un mal español y un mal inglés.
Se dice que el que es bilingüe vale por dos. Tristemente, muchas personas en Dallas y en el resto del país se consideran bilingües porque hablan nuestro idioma, pero hay un gran número que no lo sabe leer o escribir. De acuerdo con la Oficina de Censos de los Estados Unidos, 34 millones de personas hablan español en su casa. Sería maravilloso que además de hablarlo, los inmigrantes nos dedicáramos a estudiarlo, a usarlo con orgullo y propiedad, y a enseñárselo a nuestros hijos.
Sería maravilloso que quizás, en un día como hoy, el ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y sus alocadas alucinaciones fueran el tema de conversación en nuestra mesa.

Tuesday, April 7, 2009

El arte se siente en el aire de Dallas


Quién creyera que Miró, Picasso, Moore y Rodin habitan en Dallas. No en un museo cualquiera, sino en un sorpresivo lunar verde del centro de la ciudad.
Decenas de obras de estos y otros artistas contemporáneos reposan en una moderna construcción en la cual confluyen jardines, fuentes, terrazas y salones de exhibición.
El “Nasher Sculpture Center” es un museo al aire libre que ostenta la colección de Raymond Nasher, banquero y magnate de la propiedad raíz en Dallas. Él mismo financió y supervisó la construcción de este museo antes de su muerte, en 2007.
A la sombra de cedros, robles y magnolios, las obras de Auguste Rodin, Henry Moore y Joan Miró invitan a los caminantes a reír, a discutir y a reflexionar. Junto a estas esculturas se erigen otras obras monumentales, abstractas y simbólicas de artistas contemporáneos como Jean Dubuffet, Willem De Kooning, James Turrel y Mark Di Suvero.
En un costado del museo, rodeada por jardines de lirios y pensamientos, una pared de granito negro encierra un cómodo cuarto ambientado con calefacción o con aire acondicionado, dependiendo de la estación. En el techo del cuarto hay un hueco, perfectamente cuadrado. A través de este orificio, el cielo se convierte en la obra de arte misma, con sus cambiantes formas y colores. “Skyspace” es una obra de James Turrel hecha exclusivamente para este museo.
En otro costado del jardín, un grupo de figuras de tamaño real desafía la gravedad al subir a través de un tubo metálico de 30 metros de alto. En la obra “Walking to the sky” Jonathan Borofsky refleja el deseo del ser humano de cumplir con sus aspiraciones.
La colección de Raymond y Patsy Nasher es considerada como una de las más completas de la escultura moderna y contemporánea. Incluye obras precolombinas de Centro y Sur América; arte africano, asiático y de los indígenas nativos americanos. Durante tres décadas, la pareja adquirió esculturas que llamaban poderosamente su atención. De esta manera se hicieron a una colección que define el arte plástico moderno y contemporáneo. Adquirieron además numerosas esculturas, pinturas y dibujos de artistas como Alberto Giacometti, Henri Matisse, Pablo Picasso y Henry Moore.
Es difícil pensar en un paseo más gratificante que este durante una mañana de primavera en Texas y, especialmente, en el perfecto oasis en medio la selva de concreto del centro de Dallas.