En el siguiente salón, que alguna vez pudo haber sido una cocina campesina, los dorados en los cuadros de gran formato evocan aguas de otras latitudes, un atardecer en la playa o el reflejo de las primeras luces de una casa al lado de un lago en calma.
Luego, al fondo de la casa, donde el visitante imagina una habitación principal, un biombo recubierto de minuciosos pincelazos azules y dorados se roba la atención. De nuevo, la mente se va a algún lugar donde las aguas acarician edificios de antaño.
Las demás paredes sostienen cuadros enormes y también pequeños en los cuales las ondas juguetonas reciben una caricia de sol o el reflejo de un bosque centenario. Después de unos segundos de silencio, esas pinceladas coloridas pueden evocar temor, tranquilidad, alegría y misterio, dependiendo de los ojos que las estén mirando.
Un lienzo circular con juncos sorprende por su tamaño y por su habilidad para recordarle al visitante que esas aguas evocadoras también se encuentran a la vuelta de la esquina, tal vez en un recodo del río Piedras que pasa por La Ceja.
Dos, tres pasadas por los salones rústicos que exhiben la exposición Aguas son apenas un abrebocas a las memorias y a los momentos de calma que este elemento nos brinda día a día.
La muestra estará abierta hasta el 14 de diciembre en 'Arte de vivir galería', finca La Luz en La Ceja, Antioquia. Antes de visitarla hay que llamar al número 310 544 1602.
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